La subida sin alforjas aunque dura se me hacía liviana, tardaba lo suficiente para darle tiempo al día a desperezarse y arriba el sol comenzaba a lucir. No recordaba haber estado en esas lagunas, la Laguna Grande y la Laguna Negra, esta última de singular belleza, dicen que no se ha alcanzado el fondo. Dejé la bici, cogí la cámara y caminé un buen rato, el día se estaba poniendo precioso y el lugar merecía un paseo.
En mi paseo conocí una señora con la que estuve hablando un buen rato, de repente mi estómago comenzó a rugir, era ya tarde, llevaba allí como 3 horas, las alforjas abandonadas, la Tulipana sola con mi documentación, teléfono, dinero… Comenzaba a ser momento de despedirse del lugar y el lugar dejaba muy buen sabor de boca.
Laguna Negra
Laguna Grande
Laguna de la Cascada


De Neila hacia el embalse de Mansilla la carretera discurre encajonada junto al río en una bajada preciosa, la erosión del río se siente, y es fácil ver que ha ocurrido allí.
Embalse de Mansilla
Me despido de las bajadas para encarar el puerto de Montenegro que haré en dos partes, al final con tanta foto, tanto paisaje, se me ha hecho tarde y me pongo Viniegra de Arriba como objetivo, la carretera es preciosa, voy subiendo tranquila, la subida es cómoda, el calor ya no es tan sofocante y acompañando al río siento su frescor.
Me gusta Viniegra de Arriba pese a que no es un pueblo amigo de las bicis, ya se sabe, los empedrados y las bicis no se llevan bien y si las bicis van con alforjas se llevan directamente mal. Viniegra es el pueblo perfecto para jugar al escondite, la mayoría de sus calles te llevan a otra calle más estrecha o sin salida, o te sacan a un campo, o te hacen cruzar un río. Pero Viniegra de Arriba no es un buen sitio para vivaquear, muchos niños juegan al escondite allí, y si te escondes ellos te encuentran.
No me apetece pasarme la noche jugando al escondite por lo que alargo un poco la etapa para buscar un sitio un poco más alejado, al final, a pocos kilómetros, gracias a una paisana que preocupada me dice que dónde voy a esas horas, que dónde pienso dormir, y que el siguiente pueblo está muy lejos, encuentro un lugar entre las sombras de un hayedo.
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