28 de febrero de 2011

También la lluvia

A veces una película nos inunda la mente de recuerdos. Con “También la lluvia” he vivido uno de esos baños de recuerdos en los que las escenas son las escenas de una vida que un día viviste y que vuelve como si de un flash back se tratara.


Rodada en Cochabamba, Bolivia, ciudad que años atrás fuera el comienzo de un época llena de experiencias, me trasportó al pasado, al que narra la película y al mío propio.

La cinta de Iciar Bollaín, con Luis Tosar y Gael García Bernal en papeles protagonistas, relata el sueño en forma de película de un tozudo director que se traslada a Cochabamba para rodar la brutalidad del desembarco de Colón al continente americano, una vez allí, descubre que algunas cosas no han cambiado tanto en los últimos 500 años y el país se encuentra sumido en su particular guerra por el agua contra las grandes multinacionales.


Retratado de un modo impecable, con los actores principales colosales y la música siempre acertada de Alberto Iglesias, nos muestra una visión poco habitual de la conquista de América y las circunstancias actuales de un país a veces olvidado.

Más allá de esto, la realidad y la dureza de sentimientos enfrentados, la lucha de corazón y razón frente a las decisiones, los propios intereses frente a los intereses ajenos, y la amistad profunda a quien sabes que no volverás a ver, hacen de ella una película inolvidable.

Hacía tiempo que no me emocionaba tanto con una película, que no vibraba de este modo, que no me sentía tan parte de la escena, que no me sentía tan dentro de una realidad que no es la mía.


Recuerdos presentes y pasados, valores perdidos y recuperados, ilusiones en forma de fotograma.

Una película dura, profunda, emotiva, totalmente recomendable, no sólo para disfrutar del buen cine, sino para permitirnos reflexionar sobre nuestros valores y nuestra propia sociedad occidentalizada.

Si después de verla os quedáis con ganas de más, recomiendo el libro “Las venas abiertas de America Latina” de Eduardo Galeano.