9 de abril de 2014

DÍA 1. Casalarreina-Ojacastro (29.11 kms)

Llegaba a Haro a la hora a la que no vuelan las moscas, encontraba la oficina de turismo cerrada y decía continuar hasta Casalarreina, a ver si en los 8 kilómetros que me quedaban se acercaba una borrasca y refrescaba el ambiente. El coche marcaba 36 ºC a la sombra, la carretera polvorienta me recordaba que había decidido alejarme del verde. En Casalarreina busqué una sombra para el coche, pero la sombra no refrescaba, mientras preparaba los trastos buscaba excusas para postponer la partida, mi cuerpo no está acostumbrado a ese calor y protestaba, me recordaba su pereza…


Lo tenía todo listo, eran más de las 6 de la tarde y ya no quedaban más excusas, había que salir.


La bici estaba pesada, llevaba comida como si fuera de Asturias no existieran los supermercardos, ropa como si no hubiera posibilidad de lavado en el camino, y agua como si no hubiera fuentes. El camino era llano, esta primera etapa discurría por la Vía Verde del Río Oja y en todo el camino me estuve preguntando qué fue de aquel río del que parecía quedar solo el nombre.





Discurría entre campos de cereal, el amarillo dominaba el paisaje y el polvo nos cubría casi de inmediato, hacía muchísimo calor, en la primera media hora había bebido más de medio litro de agua, pero era feliz, pedaleaba despacio, empapándome del calor y de los nuevos colores. ¡El cielo era azul! En Santo Domingo de la Calzada hacía la obligada parada para recorrer el pueblo y todo el mundo me indicaba donde estaba el Albergue de Peregrinos, yo les sonreía, mi viaje continuaba más allá de donde marcaba el camino.

Santo Domingo de la Calzada

A la salida de Santo Domingo, la luz estaba preciosa, me dirigía hacia Ezcaray pero la gente no lo sabía y me indicaban el “camino correcto”, y los que no, me hacían señas para decirme que por ahí no se iba, ¿no se iba a dónde? Y entonces yo pensaba sobre la sociedad, sobre los caminos correctos e incorrectos, sobre los cánones marcados…y sin darme cuenta casi llegaba a Ezcaray. A unos 3 kilómetros encontraba mi pequeño hotel, un lugarcito precioso junto al río, mi cama es de piedras, pero me da igual, el lugar me enamora…no será el último…

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