11 de febrero de 2012

Rajiv




Me llamo Rajiv. Tengo 18 años y voy a casarme mañana. Ella se llama Deepa, es un poco mayor que yo, tiene 21. Hace tres meses nuestros padres acordaron este matrimonio. Ambos somos de la casta Brahmin, de las más altas de la India. Aun no nos conocemos, bueno, el otro día pude verla cuando acompañé a mi padre a su casa. Estaba en la cocina. Es muy guapa, delgada y alta, creo que tiene los ojos negros, pero no estoy seguro, no puede verla bien. Llevaba un sari blanco, y la trenza le llegaba hasta la cadera. No nos dejan vernos antes de la boda, pero yo no aguantaba más y quise intentar verla. Es de una gran familia, habla muy bien inglés y ha comenzado a estudiar empresariales. Me da un poco de vergüenza, ¿sabes? nunca he hecho el amor, no sé cómo va a ser, estoy tan nervioso, ¿y si no sé hacerlo?, ¿le gustará? Me he fijado en las películas… pero... no sé…Estoy tan nervioso que creo que no voy a poder dormir en toda la noche…Es tan guapa, que estoy deseando que llegue mañana, uffff no la conozco pero me gusta tanto, estoy tan ilusionado. Tengo tantas ganas de sentirla, seguro que tiene la piel suave y huele a azafrán e incienso. No aguanto más, la ceremonia va a ser muy larga y hasta el final del día no podremos vernos. Ella llevará la cara tapada, ufffff me va a costar tanto aguantar. Van a darme un espejo pero creo que no voy a poder ver nada , es muy pequeño y me va a temblar el pulso… Y cuando nos vayamos a dormir ¿qué hago? …tengo miedo a no gustarle…Bueno...después de la ceremonia todo será más fácil, ella vivirá conmigo en casa de mis padres, con mis hermanos y hermanas. Arreglará la casa y hará la comida, cuando tengamos hijos los cuidará, seguro que es feliz así. Voy a ser muy buen esposo y padre, Brahma estará muy contento conmigo.



El tiempo robado

(Escrito hace ya algún tiempo)

En aquellos días deseaba tener tiempo, ese que sentía le había sido robado.

Tiempo para recordarse a ella misma, tiempo para reconocerse, tiempo para entender, tiempo para disfrutar, tiempo para desear, tiempo para dar.

Tiempo para escribir lo que le rondaba por la mente, que era mucho, para reflexionar sobre el papel los aconteceres mundanos que le habían ocurrido.


En aquellos días solo deseaba que el día se extendiera unos horas más, que la luz iluminara más la habitación y que las horas no transcurrieran entre apuntes, libros y artículos rescatados de aquel baúl ya cerrado.

Se había olvidado de lo que importaba, de lo que era imprescindible, de lo que necesitaba, se había olvidado de lo que era no recordar una llamada importante, en la vorágine de acontecimientos se había olvidado que afuera, en la ausencia, alguien la echaban de menos…