9 de abril de 2014

DÍA 2. Ojacastro-Embalse de Arlanzón (55.75 km)

La noche fue perfecta en mi lecho de piedras, descansé bien, desayuné con calma y salí a rodar. Estaba a 3 kms de Ezcaray, la mañana era fresca, el termómetro marcaba 9 ºC y era una delicia pedalear.

Ezcaray es uno de esos pueblos que acogen al visitante desde que llega, un pueblo lleno de amabilidad en el que se respira tranquilidad y optimismo. La plaza del pueblo tiene un templete y el templete tiene una fuente. La plaza del pueblo está llena de cafeterías y gente que disfruta tranquila, invita a quedarse y me convence, en una de sus cafeterías disfruto de uno de los desayunos más placenteros de todo el viaje.

Ezcaray


Dejo Ezcaray para encarar una subidita preciosa hacia el Alto de la Cruz, límite entre La Rioja y Burgos. A lo largo de la subida el paisaje cambia, a lo lejos queda la Sierra de la Demanada, un hayedo que tinta de verde el paisaje y me hace sentir en casa. En el límite provincial el paisaje de nuevo da un giro y otra vez aparecen campos secos y amarillos en un entorno que no pierde el encanto.



Iglesia de Tres Fuentes de Valgañón



Embalse de Arlanzón


El viento me frena para que disfrute el paisaje, y la etapa llana se hace más dura de lo esperado. Como pasara la noche anterior encuentro un paraíso para dormir que me hace acortar un poco la etapa, desde mi habitación se ve todo el Pantano de Arlanzón, doy un paseo por la zona, bajo al pantano, y mientras el sol cae disfruto de una belleza imposible de captar.




Me despierto de madrugada porque ¿caen gotas? ¿estoy soñando? No lo entiendo, no puede ser, la noche está totalmente despejada, no hay una sola nube, sólo un cielo cubierto de millones de estrellas, me alegro de haberme despertado, es un cielo maravilloso, peleo con mis ojos para que no se cierren y poder disfrutarlo un rato más, el cansancio me vence pero en mi retina ya ha quedado ese cielo.

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