24 de junio de 2015

Sucedió en Suecia: La domadora de caballos

Qué sería de los paisajes sin las historias que los dibujan, qué sería del viajero sin historias que escuchar...

Casi llegaba a Kiruna cuando la conocí. Sentí hambre y paré junto a una granja a comer algo. Ese día iba especialmente tranquila, era domingo y mi destino obligado era la ciudad a la espera del lunes...Me entretenía con mis pensamientos cuando escuché una voz detrás de mí, era  una voz agradable, suave... Me giré. Detrás, una mujer embutida en un mono de trabajo que mostraba largas horas a la intemperie me saludaba con una cara seria pero dulce al tiempo. Había salido a alimentar a sus caballos.

Comenzamos a hablar sintiendo mutua fascinación desde el primer momento... Ella quería saber qué me había traído a este lugar tan remoto del continente, qué buscaba en Laponia, qué hacía aquí, por qué lo había elegido... Yo quería saber  cómo se vive cuando la noche y el hielo lo cubren todo, cómo son las noches de verano, las de invierno, los días sin fin, las noches eternas...

Lago helado norte Suecia
Los lagos helados se sucedieron en la primera semana del viaje
Ella me habló de sus caballos, unos bellos ejemplares islandeses, me contó lo especial de la raza, una raza de tamaño pequeño pero de corazón enorme,  me contó que se convirtió en el macho alfa de la manada desde el primer día y que los caballos la seguían libremente sin necesidad de usar cuerdas, moviéndose simplemente por la energía que ella proyectaba...Me contó que  los caballos estaban muy necesitados de hierba fresca, que este año se estaba retrasando y que ahora que comenzaba a salir estaban más felices... Quería a sus caballos tanto como una madre quiere a sus hijos y me habló de ellos con tanta pasión que me hizo quererlos a mi también...

Caballos en Laponia
Caballo de raza islandesa, traído de allí
La domadora de caballos me habló de las largas noches de invierno y de las sombras de la luna "...en enero, los días son tan claros, y tan blancos, que la luna proyecta sombras como el sol, son sombras de luna, la claridad es absoluta, la belleza también..."

Superficie lago helado
Reflejos helados
La domadora de caballos me habló por primera vez de la vida en un lugar tan apartado del mundo que es una suerte que pueda existir. Y yo, por primera vez, fui consciente del lugar donde había decidido viajar.

Lago helado en la niebla
Comenzó a nevar

23 de junio de 2015

Suecia, paisaje de hielo

A las 4 de la mañana me desperté creyendo que por error había encendido la luz. No encontraba dónde estaba el interruptor, mis últimas noches habían transcurrido entre Llanes, Santoña y el aeropuerto. Todo había transcurrido tan rápido que me había olvidado de dónde estaba. A las 12 a.m rugían las motosierras de los trabajadores de la zona. Estaba acampada en las cercanías del aeropuerto y aun se sentía la vida que no duerme...

...Suecia...

Sol media noche
El sol no quiere acostarse en el horizonte
Si pienso en Suecia pienso en frío, hielo, nieve, soledad, y belleza...

soledad y hielo

El viaje comenzó un tanto desordenado, sin una ruta definida, con un par de mapas y muchas ganas de rodar. Tantas,  que desoí todos los consejos locales que me decían que comenzara el viaje unos kilómetros más al norte... No eran tan sólo las ganas de comenzar a rodar lo que me hacía querer pedalear desde Lula, sino también la absurda ilusión de cruzar al círculo polar en bicicleta, una tontería de estas conceptuales supongo, una línea imaginaria creada por el hombre... pero una línea que me hacía ilusión cruzar...

acampada en bosque Suecia
Primera "noche" en Suecia
Los locales tenían razón, y tras 50 kms, sin demasiada emoción, mis dos "yoes" tuvieron una asamblea en la que nunca hubo acuerdo, pero en la que viendo que la carretera discurría paralela al tren se dio un salto de 100 kms  para comenzar el viaje en Gallivare, así que, esa línea imaginaria inventada la pasé, tras varios millones de pinos, calentita en un tren y con buena conversación.
Según cruzábamos la línea, como si de un anuncio televisivo o de una peli demasiado previsible se tratase, aparecían las primeras nieves. Ya está, habíamos llegado, estábamos dentro del círculo polar... Bien ¿y qué? ¿tan importante era? Realmente nada había cambiado, ningún fenómeno extraño (aunque varios moteros me han contado luego que el GPS se les puso "oscuro", ¡qué cosas les pasan a estos moteros!), en ese momento, mis dos "yoes" dieron un salto y se felicitaron, sin acuerdo había sido la decisión correcta.

rama con ganchillo

 El tramo en tren fue una suerte. Kristian, el revisor, era ciclista y hablador. Dejó de trabajar en "la madera", porque no soportaba la idea de cortar árboles que tenían más de cien años, no podía ver sólo dinero en ellos, disfrutaba de los bosques con la bicicleta y por eso me dejó meterla sin reparar en normas que te hacen dejarla del tamaño de una maleta, al tipo le gustaba hablar en un país donde la mayoría de la gente vive embutida en sus teléfonos móviles y músicas... Un tipo majete, que tras conocerme de repente pensó en que eso de viajar en bici también podía ser para él "si tu lo haces, yo puedo hacerlo, igual lo hago algún día, tengo una habitación con muchas bicis...y tú, ¿cuántas tienes?"

Hasta que no llegamos a lo más norte del país no encontramos su auténtica belleza,  mientras tanto, bosques y bosques y alguna zona industrial... En mi ruta, sin saberlo he escogido lo más bonito de Suecia y vaya que sí es bonito, montañas nevadas, lagos helados, pueblos con apenas habitantes, estaciones de tren sin gente que lo espere. Nieve, hielo, viento, sol...Los últimos 200 kms son realmente bellos y helados...

Los primeros días disfruté de un tiempo realmente dulce, soleado, con temperaturas primaverales (primavera sueca, se entiende, unos 8-9 ºC) y un aire que casi acariciaba mi piel, pero el tiempo, tan cambiante aquí, empeoró y pasé en apenas unas horas a un simulacro de nieve y viento helado que cortaba mi piel como navajas y que me obligaba a bajar de la bici para caminar un poco y conseguir algo de calor para unos pies que dejaban de sentir los pedales.

Sol de media noche
Sol de  media noche, era sobre las 12
Laponia suecia
Camino hacia el norte, días soleados, y pedaladas fáciles
De Kiruna a la frontera el paisaje es imponente...y aunque el tiempo me lo puso duro, es precisamente esta dureza la que ha marcado un recuerdo tan especial, es precisamente ese frío y esos cielos grises, amenazando nieve, los que han hecho que haya disfrutado tanto la fotografía, las paradas heladas, los tés calientes, la soledad de la ruta...

Lago helado en el Parque Nacional Abisko, Suecia
Parque Nacional Abisko, hielo y belleza
Aves en el hielo


aceite helado en Parque Nacional Abisko
El arte de cocinar con aceite de oliva helado: primero calentar, luego cocinar

Terminé atrapada en Riksgränsen, la última población de Suecia, un resort de invierno a apenas 2 kms de la frontera con Noruega, terminada la temporada de invierno, a la espera de la temporada de verano, un pueblo con la más absoluta nada, tan solo un supermercado que hace las veces de cafetería, hogar del jubilado y lugar de encuentro hasta las 8.
Casas en Laponia

Lago helado Suecia
Cada vez más al norte, cada vez más hielo
Gracias a una simpatiquísima española (mil gracias Lena) que trabajaba allí me abrieron el albergue cerrado en esta época, un antiguo edificio del ejército de 4 plantas e incontables habitaciones todo para mí. Pasé la tarde viendo nevar y entreteniéndome en el interminable laberinto de pasillos, con una llave mágica que abría muchas puertas y jugando a adivinar que había dentro mientras buscaba la lavadora y decidía cual era mi cocina preferida.

Secadoras en Laponia
Probando a secar con diferentes secadoras
Al día siguiente el temporal continuaba, pero el sol jugaba al escondite entre las nubes, decidí ser parte del juego, y a la tercera partida salí...

bici en Laponia