¿CON QUÉ RECUERDO TE QUEDARÍAS?

Hace mucho tiempo vi una película en el Festival de San Sebastián, era  japonesa, en versión original, muy larga y se me hizo eterna, pero me gustó. No recuerdo el título, pero sí recuerdo ese sabor que dejan las pelis que han merecido la pena.

Cuando morimos vamos al cielo, de camino al cielo cruzamos el limbo, y en el limbo nos quedamos eligiendo un recuerdo que permanecerá con nosotros toda la eternidad, algunos deciden rápido, los que no, permanecen atrapados en el limbo rebuscando entre sus memorias. La decisión no es fácil, es muy difícil, tan difícil, que años más tarde de haber visto esa película sigo preguntándome cuál sería el recuerdo que me llevaría.

Atardecer en Luang Prabang (Laos) Diciembre 2014

El primer beso, una última mirada, aquella montaña que llenó el alma, el primer viaje al extranjero, ese instante en el que superamos un obstáculo que creímos insuperable, la puesta de sol que capturó nuestra retina y que aplaudimos al final, destellos de luz en el mar Cantábrico, o tal vez los del Atlántico, la primera frontera, o alguna conversación de las que detienen el tiempo en la madrugada, el pasar del firmamento en una noche inolvidable, un lugar cálido en el frío invierno, una noche de risas de verano en la playa, el sol…

Me paro y pienso, rebusco entre mis memorias bloqueada por la incapacidad de decidir con cuál me quedaría, el paseo entre éstas me saca una sonrisa, y con cada recuerdo vuelvo a vivir atardeceres, estrellas, amigos y fronteras... Y tú ¿sabes qué recuerdo te guardarías para siempre?