Creí
que estaba viajando en un país seguro hasta que ayer unos monos me asaltaron a
la hora del almuerzo… Me robaron toda la comida, ¡toda!, bueno, toda no, me
dejaron un paquete de cacahuetes paradójicamente, debe de ser que eso de que los monos comen
cacahuetes es sólo un tópico, no lo sé, aún estoy confusa y aturdida.
Ocurrió
a la hora del medio día, sobre la 1.30, a esas horas el calor aquí es
asfixiante y mis reflejos se resienten. Tuve un descuido y ocurrió, casi sin
darme cuenta, sin poder reaccionar, pudo ser peor, porque estaban dispuestos a robármelo
todo, incluso llegué a temer por la vida de Prat y por mi propia vida.
Actuaron
en grupo, me distrajeron con bonitas poses, con siestas y bostezos falsos,
utilizaron incluso a los bebés como señuelo y yo, inocente, caí en su trampa.
Con sus monerías retrasaron mi hora del almuerzo, y cuando ya no me quedaba azúcar para hacer funcionar mi cerebro, cuando ya no tenía energía para nada más que llenar el estómago y me disponía a comer, fue entonces que actuaron.
Comenzó uno de ellos cuando vio que ya tenía suficientes cosas fuera de la alforja, atrapó la fruta que yo había posado sobre un muro, después vino otro, pasando por encima mío, y muy rápido agarró un bote de café que estaba sobre el trasportín (una especie de café con leche condensada delicioso, que maldición, ¡venía con abrefácil!, la próxima vez se van a enterar), luego otro se llevó mi batido de chocolate, fue tan rápido que ni siquiera recuerdo dónde lo tenía y cuando ya, nerviosa por el ataque, intentaba recoger mis cosas, uno de ellos vino hacia mí, me miró a los ojos, yo le miré y mientras nuestras miradas se cruzaban alargó el brazo y me agarró la bolsa que sostenía en la mano, intenté oponer resistencia, pero me enseñó los dientes y entonces miré alrededor, estaba rodeada y todos estaban de su parte, tuve que ceder, me robaron lo que quedaba…
Me
dejaron sin comer, pero ellos querían más y más, sabían que dentro de las
alforjas había muchos tesoros, siguieron rodeándome, estaban cerca, muy cerca,
los tenía a apenas centímetros entonces tuve que armarme con una piedra y demostrar mi
fuerza…no me quedó otra opción (lo peor fue que con mi puntería casi doy a una Esrilanquesa
que presenciaba la escena…nunca lograré entender cuál es el problema de comunicación
entre mi cerebro y mi brazo)
Hoy
hemos librado otra batalla sobre la mesa, en juego estaba mi guía de viaje, mi
diario y mi propio orgullo. Hoy, yo fui la ganadora.
Jajaja... muy divertida esta entrada Noe.
ResponderEliminar¡Me han encantado las fotos y el relato!
Besos
Muchas gracias Tomas, ¡me alegro! y los monos también ;-)
ResponderEliminarBesitos
Jajaja! Eso te pasa por paparazzi! 😁 A seguir disfrutando loca! Muuuak!
ResponderEliminarLo tuyo son los ataques de animales! Cabras, pájaros y ahora, monos!!!! Mi hipoglucemia y yo nos solidarizamos contigo!
ResponderEliminarAyyyy Ali y ayer casi me roban las cornejas, creo que esto de ser amiga de los animales se me va de las manos... Besitos
ResponderEliminar