27 de diciembre de 2021

CAER

Hace unas semanas tuve una caída, ocurrió en una en esas laderas en las que piensas si me caigo aquí no paro hasta el final, muchos sabéis a qué me refiero. Cuando llegué a casa, escribí, dejé que el susto se convirtiera el letras, en los momentos de tensión escribir me resulta liberador.  Han sido semanas raras, revueltas, con el ánimo tocado, en las que me he cuestionado cosas, y he tomado alguna decisión, he dudado si compartir lo que escribí aquel día, pero al final, una vez he vuelto a la calma me ha apetecido hacerlo, al menos una versión resumida de lo que escribí, son fechas que invitan a la reflexión y los grandes sustos son poderosos en la toma de consciencia.




Cada segundo venía seguido del pensamiento “si no logras detenerte podría ser tu última caída”. Segundos lentos de incredulidad y miedo.

Después de varios metros y segundos eternos paré justo cuando más velocidad llevaba en el punto donde la caída pasaba de ser un susto a un accidente.

La tierra se desmoronaba bajo mis piernas y el equilibrio se convirtió en la delgada línea entre seguir cayendo o ponerme de pie e intentar cruzar, tenía que alejar el pensamiento de que acababa de caer y podía volver a hacerlo, callar al miedo, en un ejercicio de visualización crucé, y del otro lado comencé a temblar.

Y sabéis ¿la vida no me pasó por los ojos ni por la mente? Lo que circulaba en mis pensamientos mientras caía era todo lo que aún me quedaba por hacer, eran todas mis ganas, esa larga lista de “al menos una vez tengo que”, en la caída sentía mis terribles ganas de vivir, y de hacer mil cosas y alguna más, hacía tiempo que no era tan consciente de mi amor a la vida, los pensamientos pasan a veces muy rápido.

Me sentí ausente el resto de jornada, alejada de mis compañeros, y aunque intentaba conectar con ellos en el fondo me había encerrado en lo más profundo de mi interior, en esa habitación de la que solo yo tengo llave.

Qué insignificante me parecía todo en ese momento, qué poco valor tenían muchas cosas, qué poco importaban los conflictos y las decepciones, los logros no alcanzados, qué rápido podía esfumarse la vida…

Damos por sentado que vamos a vivir muchos más años, pero podemos morir hoy, y a veces lo olvidamos, así de cierto, la vida mañana no está garantizada, es importante recordarlo para aterrizar de nuevo en el presente que a veces perdemos entre grandes planes de futuro, es lo único real, es  hoy cuando podemos estar, amar, vibrar, decidir, el mañana es algo tan incierto que aún hoy me parece absurdo focalizarme en él.

Después de unas cuantas semanas el susto ha pasado pero quiero recordarlo mucho tiempo porque no quiero olvidar que mañana sea tal vez muy tarde. Feliz presente amiguitos.

RE-ESCRIBIENDO 2021

El año pasado lo hice y me resultó tremendamente terapéutico, me sirvió para poner comas y puntos, para diferenciar emociones en meses.

2021 y yo no nos hemos llevado muy bien, ha sido un año con bastantes sombras en el que tengo la sensación de haber terminado en números rojos, más que despedir lo que tengo ganas es de mandar a tomar por el saco a este año. No lo haré, agradeceré aquello que me llenó y dejaré ir aquello que no me hizo bien, me quedaré con lo que aprendí, y lo que sumó.

Este año necesitaba reescribirlo tanto o más que el año pasado, escribir me ayuda a ordenar, tirar, y concentrarme en lo que verdaderamente me importa.

Este es mi 2021 reescrito, por si os apetece un poco de lectura extraña ;)

RE-ESCRIBIR 2021

ENERO. ESPERA.

Enero comenzó raro, y como Alexandro Barico en “el desierto de los Tártaros” pasó esperando algo que jamás ocurriría, imaginando escenas ficticias con finales a la carta entre tardes cortas de invierno largo.

Se cerraban los concejos, se acortaban los toques de queda, aumentaba el tedio, y el desánimo, sentía que la vida se había parado y costaba ponerla en marcha de nuevo.

FEBRERO. TEDIO.                                                        

Fue como un eterno puerto de montaña en un día de insomnio, como si las pedaladas fueran contra el viento, y el alimento no alimentara, como si el último kilómetro no llegara nunca. Discurrió con falta de energía.

Como la princesa encerrada en el paraíso anhelaba todo lo que no tenía, imaginaba más que vivía, soñaba más que dormía, el tedio se me acumuló en el estómago en una llamada de socorro del cuerpo hacia la mente que la mente escuchó.




MARZO. TRANSFORMACIÓN.

Los días se alargaban, el sol comenzaba a calentar, al menos  a ratos, el ánimo mejoraba.

Aprendí la fuerza de la actitud, recordé mis principios, y salí de mi cabeza para verme desde fuera, la bajada del puerto comenzó cuando comprendí  el robo de los anhelos al presente.

Y entonces…agradecí, el lugar donde vivo, las montañas que me rodean, la gente que me acompaña, valoré cada instante de sol y cada ruta que hacía. Cambié el anhelo por el tengo, la queja por gratitud y respiré de nuevo el ahora.

Marzo fue el mes de la transformación.

ABRIL. VACUNACIÓN.

Días largos, una apertura que se aproximaba… la primavera que lo vestía todo de color recuperando el brillar de aquella que nos perdimos, el corazón latía en colores de nuevo.

Seguía habiendo toque de queda, pero la vacunación iba rápida, y sentíamos el final de un encierro comunitario que a veces nos pesaba, el optimismo se apoderaba de nosotros ante la inminencia de plazos cumplidos.

Semana santa fue un descanso en la pandemia, un viaje local, una microaventura por León en la Asturias cerrada, semana santa fue aire fresco en el final del invierno.

MAYO. VACACIONES

tienda y bici en extremadura
Extremadura me dio novedad, paisaje, sol, horizonte, empuje, aventura, improvisación, encuentros…

Sentir otro acento, empaparme de lavanda entre campos violetas, despertar con distintos vecinos cada día, sentir que casa estaba lejos al tiempo que casa estaba conmigo.

Sentir el aire en la cara, el frío en la mañana, cantar entre lagunas, pensar, pensar mucho y bien, llenarme de aire y de vida.  Sentir con los cinco sentidos.

JUNIO. VACUNA

Aunque la esperaba, la llamada me pilló casi por sorpresa mientras trabajaba, el ring que anunciaba mi turno de vacunación me puso nerviosa, no sé si por emoción o por miedo a quedarme sin cobertura, allí en Rozadío confirmaba mi fecha.

La cita llegó al tiempo que llegaron las vacaciones de verano, no me bajé del coche, un señor que había vacunado ya a mucha gente me hizo sentir ganado, me dio igual, allí, en el mismo polígono donde paso la itv pasé a ser parte del rebaño y sentí que sumaba. Por primera vez ser oveja fue mi opción.

JULIO. ESCAPE


El verano llegó con los deberes hechos y el ánimo recuperado, Pirineos me había puesto en mi sitio, el frío, la ventisca, la dureza de las rutas me centró en el ahora, viví como siempre y volví cargada de color para los días grises. Julio no nos quería dejar ver el sol pero yo escapaba cada vez que podía a encontrarlo, como en una cita secreta nos encontrábamos en Riaño y montaña palentina, mi refugio de verano frente al bullicio y las sombras de la costa.

AGOSTO. VERANO

Picos de Europa en la nieblaAgosto fue luz, visitas, risas, amigos, abrazos, cercanía, encuentros, cariño.

Agosto fue verano,  semana de playa incluida y Picos con la mejor de sus caras.

Agosto fue todo lo que había necesitado los meses anteriores.





SEPTIEMBRE. FURGOVIAJE

“Al menos una vez al año haz algo que nunca hayas realizado” Mi primer viaje en furgo se saldó con el Tour del Mont Blanc y una visita exprés a Dolomitas, volví enamorada de estas últimas y me prometí volver alguna vez.

Viajar en Furgo con Scoty por Dolomitas fue lo más cercano a una “road movie” que he protagonizado en los últimos tiempos, una chica, un perro, 18 días y las montañas de Europa, tan épico y memorable como suena. Volví agotada, con pena y con muchas ganas de seguir explorando.

Scoty volvió con un mordisco en la cara y cansancio para tres días.




OCTUBRE. FLUIR

Nos llenamos de otoño en Pirineos, la luz teñía de naranja abedules y robles, y los ocres hacían más bonito lo bonito.

La borrasca nos encerraba en bosques que disfrutábamos mirando las montañas cubiertas por la niebla, cuando el cielo abría descubríamos las primeras nieves que nos alejaban de nuestro objetivo, aun así los bosques nos acogían con las ramas abiertas y nos perdíamos en ellos sin más plan que seguir el movimiento de sus hojas.

Octubre fue fluir con el tiempo y con la vida.

NOVIEMBRE. CAER

Una caída pudo cambiarlo todo. Sentí como la vida puede irse en un instante, me agarré fuertemente a ella y pensé mucho y luego lloré, y todo me pareció insignificante, los conflictos, las decepciones, las distancias, todas las turbulencias del año dejaron de tener sentido para volver al ahora, a los que están, a lo queda por hacer, lo que está en mi mano.

Caer no es solo levantarse, caer es también cuestionarse, es sentirse en lo más profundo, es bucearse.

DICIEMBRE. CIERRE

Dejar ir proyectos que no salieron, sueños que dejaron de serlo, personas que ya no están, comidas que no te hacen bien, conflictos que no van a ningún sitio…

Diciembre es tan solo un mes más en el calendario pero también es un tiempo de reflexión, un punto de inflexión, un punto y aparte, una oportunidad cada año para quedarnos con los que nos hace bien, y dejar ir lo que no, un tiempo para perdonarnos no haber llegado a todo y agradecernos el haberlo intentado.

Es el impulso que nos hace falta para dejar ir y comenzar de nuevo. Es final y principio. Cierre y apertura.