* Mientras llegan aventuras nuevas y organizo las recientes, continúo publicando aquellas rutas que tengo en Rodadas, reviviendo recuerdos y llenando mis ojos de brillo mientras la Tulipana espera paciente noches de frío y estrellas...
Tras unas semanas nubladas, sentía unas ganas inmensas de ir
a algún sitio, de partir con ideas pero sin plan y dejarme llevar, rodar y
descubrir.
Aunque hubiera ido hasta el fin del mundo, busqué un destino
cercano, el Parque Natural de Somiedo, en el límite con León, mi pequeño
refugio a apenas un par de horas de casa. Busqué en mi carpeta de destinos el
mapa del parque, cogí un mapa de Asturias, rescaté el viejo mapa de León que
guardo en el coche desde hace años, y suspiré por los recuerdos que ese mapa me
devolvió.
Somiedo es un sitio especial, lleno de recuerdos, de
historias, de experiencias, un sitio que siempre me hace sentir bien, que me
transmite una calma necesaria. Cuando llego me siento como en la casa de uno de
esos amigos con los que realmente conectas,esa casa en la que no necesitas
pedir permiso, en la que encuentras todo y en la que recuerdas conversaciones
hasta la madrugada….
Es una joya en Asturias, uno de los reductos más bellos, y
más auténticos del Principado, un lugar en el que el tiempo se detiene, y la
luz sólo deja ver belleza, valles glaciares, cabañas, lagos y caballos que
dibujan un paisaje de antaño.
Llegaba el sábado a medio día, en Llanes dejaba un cielo
tristón y perezoso, y según me iba aproximando hacia el interior el sol, en un
coqueteo constante, me lanzaba pequeños guiños, más largos a veces, más cortos
otras, pero siempre cautivadores.
Me recibía una casi desierta Pola de Somiedo con
un cielo encapotado, sin tener muy claro que hacer, fui hasta
Saliencia con el coche, donde comprobaba que mi plan de subir el puerto de
Somiedo y descender por la Farrapona tendría que esperar a la primavera. A
apenas un kilómetro de Saliencia la carretera se convertía en una pista helada,
el paisaje, pese a las nubes era sobrecogedor, hacía frío, y se sentía el
invierno, pero incluso el invierno, en Somiedo, me trae cálidos recuerdos.
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