Aunque no sea de viajes, ni de rutas, ni de bici, ni de montañas me
apetece compartir hoy este texto con vosotros.
Me llegó hace mucho tiempo, estaba realizando un curso de
comunicación y el profe quiso que pensáramos en las versiones de la realidad
que tenemos frente a nosotros. Consiguió que me parara, que pensara y que me
diera cuenta de la cantidad de veces que había errado en mi opinión por conocer
sólo una versión de los hechos.
El viaje, la vida, nuestras relaciones interpersonales son
así, versiones de la que es, muchas veces, la misma experiencia. Versiones
basadas en nuestras vivencias, en nuestro ánimo y en nuestro día… nuestra
versión.
No sé si salí del curso siendo más tolerante, no sé si
me convertí en mejor persona, pero sí consiguió que reflexionara y que
desde entonces, intente al menos, buscar también la versión del lobo
CAPERUCITA ROJA (VERSIÓN DEL LOBO)
El bosque era mi hogar. Yo vivía allí y me gustaba mucho.
Siempre trataba de mantenerlo ordenado y limpio.
Un día soleado, mientras estaba recogiendo las basuras
dejadas por unos turistas sentí pasos. Me escondí detrás de un árbol y vi venir
una niña vestida en una forma muy divertida: toda de rojo y su cabeza cubierta,
como si no quisieran que la vean. Andaba feliz y comenzó a cortar las flores de
nuestro bosque, sin pedir permiso a nadie, quizás ni se le ocurrió que estas
flores no le pertenecían. Naturalmente, me puse a investigar. Le pregunte quien
era, de donde venia, a donde iba, a lo que ella me contesto, cantando y
bailando, que iba a casa de su abuelita con una canasta para el almuerzo.
Me pareció una persona honesta, pero estaba en mi bosque
cortando flores. De repente, sin ningún remordimiento, mató a un mosquito que
volaba libremente, pues también el bosque era para el. Así que decidí darle una
lección y enseñarle lo serio que es meterse en el bosque sin anunciarse antes y
comenzar a maltratar a sus habitantes.
La dejé seguir su camino y corrí a la casa de la abuelita.
Cuando llegue me abrió la puerta una simpática viejecita, le expliqué la
situación. Y ella estuvo de acuerdo en que su nieta merecía una lección. La
abuelita aceptó permanecer fuera de la vista hasta que yo la llamara y se
escondió debajo de la cama.
Cuando llegó la niña la invite a entrar al dormitorio donde
yo estaba acostado vestido con la ropa de la abuelita. La niña llegó sonrojada,
y me dijo algo desagradable acerca de mis grandes orejas. He sido insultado
antes, así que traté de ser amable y le dije que mis grandes orejas eran par oírla
mejor.
Ahora bien me agradaba la niña y traté de prestarle
atención, pero ella hizo otra observación insultante acerca de mis ojos
saltones. Ustedes comprenderán que empecé a sentirme enojado. La niña tenía
bonita apariencia pero empezaba a serme antipática. Sin embargo pensé que debía
poner la otra mejilla y le dije que mis ojos me ayudaban para verla mejor. Pero
su siguiente insulto sí me encolerizo. Siempre he tenido problemas con mis
grandes y feos dientes y esa niña hizo un comentario realmente grosero.
Se que debí haberme controlado pero salté de la cama y le
gruñí, enseñándole toda mi dentadura y diciéndole que eran así de grande para
comerla mejor. Ahora, piensen Uds.: ningún lobo puede comerse a una niña. Todo
el mundo lo sabe. Pero esa niña empezó a correr por toda la habitación gritando
y yo corría atrás de ella tratando de calmarla. Como tenía puesta la ropa de la
abuelita y me molestaba para correr, me la quité pero fue mucho peor. La niña
gritó aun más. De repente la puerta se abrió y apareció un leñador con un hacha
enorme y afilada. Yo lo mire y comprendí que corría peligro así que salté por
la ventana y escapé.
Me gustaría decirles que este es el final del cuento, pero
desgraciadamente no es así. La abuelita jamás contó mi parte de la historia y
no pasó mucho tiempo sin que se corriera la voz que yo era un lobo malo y
peligroso. Todo el mundo comenzó a evitarme.
No sé que le pasaría a esa niña antipática y vestida en
forma tan rara, pero si les puedo decir que yo nunca pude contar mi versión.
Ahora Ustedes ya lo saben.
Anónimo
Texto y foto de www.maseducacion.com
jejejejeje....... la verdad es que siempre hay que mirar los tres lados de la historia..... que cual es el tercero? no sé, pero seguro que existe ¡¡¡¡
ResponderEliminarEl de Caperucita ¿no? Ella no nos ha contado su versión de la historia...habrá que escucharla ;-)
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